Foto de algunos de los integrantes del proyecto Tronador II, en la localidad de Pipinas (Buenos Aires), pertenecientes a la UNLP. (© UNLP) |
Investigadores, docentes, becarios, estudiantes y técnicos de la Facultad de Ingeniería de la UNLP están ante un desafío que marcará un antes y un después no sólo en sus carreras, sino también en el desarrollo aeroespacial de nuestro país: el proyecto Tronador II.
El pasado 26 de febrero el equipo de expertos de Ingeniería participó del ensayo del Vehículo Experimental 1 A (VEx1A), que tuvo lugar en la localidad de Pipinas, partido de Punta Indio, a 120 kilómetros de La Plata. Se trata del primer cohete experimental construido en el marco del Tronador II, un ambicioso plan espacial que tiene como objetivo colocar satélites argentinos en órbita.
La iniciativa es impulsada por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) que, desde fines de 2012, depende del Ministerio de Planificación Federal, y ha recibido un fuerte apoyo del Gobierno nacional.
Además, cuenta con la colaboración de la Facultad y de otras instituciones científicas del país. La prueba arrojó resultados positivos al permitir validar gran parte del instrumental que fue desarrollado casi, en su totalidad, en nuestro país.
Asimismo, permitió detectar algunas fallas que, si bien llevaron a que el cohete no llegara al destino programado inicialmente, posibilitará ir corrigiendo distintos aspectos que, según la opinión de los distintos especialistas del proyecto, garantizarán que se pueda ir avanzando en las otras pruebas previstas en el marco del programa espacial.
El prototipo de 2.600 kilos, 15 metros de altura y 1,5 metros de diámetro, fue puesto a prueba en Capetina, un predio ubicado a 18 kilómetros de Pipinas, donde se instaló la base de operaciones. Para garantizar la seguridad de la población, varias horas antes se trazó una zona de exclusión en un radio de 8 kilómetros alrededor del sitio donde estaba el cohete.
“Es la primera vez que en Argentina se construye un vehículo con control de vuelo autónomo, lo cual permite programar la trayectoria del cohete y seguir su recorrido en forma independiente”, expresó a Ingeniar el ingeniero aeronáutico Marcos Actis, decano de la Facultad y uno de los integrantes del proyecto.
A diferencia del vehículo Tronador II, el cual medirá casi 40 metros de altura y pesará alrededor de 60 toneladas, el VEx1A no fue creado para llegar al espacio. Se le colocó combustible sólo para 30 segundos de funcionamiento con el fin de validar los sistemas desarrollados. Al tratarse de una prueba, el vehículo no transportaba una carga útil. Contenía instrumentación para su funcionamiento y un motor de combustible líquido con cuatro toneladas de empuje.
De la Facultad a Punta Indio
El VEx1A comenzó a construirse en 2009 en centros de investigación de la CONAE.
Paralelamente, se iniciaron los trabajos en la Facultad de Ingeniería a través de los Departamentos de Aeronáutica (grupos GEMA y GFC), Mecánica (laboratorio LIMF) y Electrotecnia (laboratorio LEICI).
Además, colaboraron instituciones como el Centro de Investigaciones Ópticas (CIOp) y el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR).
El rol de la Unidad Académica platense ha sido clave para el desarrollo del cohete ya que tuvo a su cargo trabajos sobre estructura, mecánica, materiales, aerodinámica, térmica, baterías y electrónica de algunos sistemas.
Además, en sus instalaciones se llevó a cabo la integración de las diferentes partes del vehículo hasta su traslado a Punta Indio.
Durante los últimos meses, los investigadores, docentes, becarios, alumnos y técnicos que participaron del desarrollo del VEx1A dedicaron mucho tiempo y esfuerzo para cumplir con los plazos previstos.
Prácticamente, todos los componentes utilizados en la construcción del prototipo han sido desarrollados en el país, como el motor, la estructura, tanques, conductos, válvulas, sistemas y cajas de electrónica. Del proyecto también participaron empresas a las que se les encargó proveer diferentes sistemas para el vehículo, las cuales tuvieron que adecuarse tecnológicamente a las exigencias de este desarrollo.
El decano de Ingeniería mencionó, especialmente, a la comunidad y a las autoridades municipales de Punto Indio, por haber abierto sus puertas a la Facultad durante el desarrollo del proyecto. El Tronador II generó un fuerte impacto laboral en dicho partido, debido a la presencia en el lugar de los científicos de la CONAE (muchos provenientes de Córdoba), de la UNLP y de los otros centros de investigación que integran el programa espacial.
Varios lanzamientos
Actualmente, se está trabajando en cuatro VEx y está previsto desarrollar dos más. “Es un proyecto que va avanzando en escalones hacia el proyecto final que es el Tronador II”, dijo Actis.
Los vehículos experimentales presentan variantes en su construcción, ya que el objetivo es realizar diversas pruebas. “Se aprende más de las fallas que de los éxitos, porque puede pasar que en una primera instancia todo funcione bien y, en una etapa posterior, se detecte un desperfecto”, expresó Actis.
El decano comentó que el diseño del Tronador II está terminado y comenzó a calcularse los motores. El lanzador experimental tecnológico debería estar listo para finales de 2015, pero lo cierto es que faltan desarrollar equipos, bancos de ensayos y comprar maquinarias, entre otras necesidades.
No obstante, en Ingeniería confían en que podrán hacerse otras pruebas muy alentadoras en el transcurso de estos dos años, y que la Argentina será capaz de poner sus propios satélites en órbita en un futuro cercano.
Fuente: Ingeniar, Revista de Ingeniería (UNLP)
El pasado 26 de febrero el equipo de expertos de Ingeniería participó del ensayo del Vehículo Experimental 1 A (VEx1A), que tuvo lugar en la localidad de Pipinas, partido de Punta Indio, a 120 kilómetros de La Plata. Se trata del primer cohete experimental construido en el marco del Tronador II, un ambicioso plan espacial que tiene como objetivo colocar satélites argentinos en órbita.
La iniciativa es impulsada por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) que, desde fines de 2012, depende del Ministerio de Planificación Federal, y ha recibido un fuerte apoyo del Gobierno nacional.
Además, cuenta con la colaboración de la Facultad y de otras instituciones científicas del país. La prueba arrojó resultados positivos al permitir validar gran parte del instrumental que fue desarrollado casi, en su totalidad, en nuestro país.
Asimismo, permitió detectar algunas fallas que, si bien llevaron a que el cohete no llegara al destino programado inicialmente, posibilitará ir corrigiendo distintos aspectos que, según la opinión de los distintos especialistas del proyecto, garantizarán que se pueda ir avanzando en las otras pruebas previstas en el marco del programa espacial.
El prototipo de 2.600 kilos, 15 metros de altura y 1,5 metros de diámetro, fue puesto a prueba en Capetina, un predio ubicado a 18 kilómetros de Pipinas, donde se instaló la base de operaciones. Para garantizar la seguridad de la población, varias horas antes se trazó una zona de exclusión en un radio de 8 kilómetros alrededor del sitio donde estaba el cohete.
“Es la primera vez que en Argentina se construye un vehículo con control de vuelo autónomo, lo cual permite programar la trayectoria del cohete y seguir su recorrido en forma independiente”, expresó a Ingeniar el ingeniero aeronáutico Marcos Actis, decano de la Facultad y uno de los integrantes del proyecto.
A diferencia del vehículo Tronador II, el cual medirá casi 40 metros de altura y pesará alrededor de 60 toneladas, el VEx1A no fue creado para llegar al espacio. Se le colocó combustible sólo para 30 segundos de funcionamiento con el fin de validar los sistemas desarrollados. Al tratarse de una prueba, el vehículo no transportaba una carga útil. Contenía instrumentación para su funcionamiento y un motor de combustible líquido con cuatro toneladas de empuje.
De la Facultad a Punta Indio
El VEx1A comenzó a construirse en 2009 en centros de investigación de la CONAE.
Paralelamente, se iniciaron los trabajos en la Facultad de Ingeniería a través de los Departamentos de Aeronáutica (grupos GEMA y GFC), Mecánica (laboratorio LIMF) y Electrotecnia (laboratorio LEICI).
Además, colaboraron instituciones como el Centro de Investigaciones Ópticas (CIOp) y el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR).
El rol de la Unidad Académica platense ha sido clave para el desarrollo del cohete ya que tuvo a su cargo trabajos sobre estructura, mecánica, materiales, aerodinámica, térmica, baterías y electrónica de algunos sistemas.
Además, en sus instalaciones se llevó a cabo la integración de las diferentes partes del vehículo hasta su traslado a Punta Indio.
Durante los últimos meses, los investigadores, docentes, becarios, alumnos y técnicos que participaron del desarrollo del VEx1A dedicaron mucho tiempo y esfuerzo para cumplir con los plazos previstos.
Prácticamente, todos los componentes utilizados en la construcción del prototipo han sido desarrollados en el país, como el motor, la estructura, tanques, conductos, válvulas, sistemas y cajas de electrónica. Del proyecto también participaron empresas a las que se les encargó proveer diferentes sistemas para el vehículo, las cuales tuvieron que adecuarse tecnológicamente a las exigencias de este desarrollo.
El decano de Ingeniería mencionó, especialmente, a la comunidad y a las autoridades municipales de Punto Indio, por haber abierto sus puertas a la Facultad durante el desarrollo del proyecto. El Tronador II generó un fuerte impacto laboral en dicho partido, debido a la presencia en el lugar de los científicos de la CONAE (muchos provenientes de Córdoba), de la UNLP y de los otros centros de investigación que integran el programa espacial.
Varios lanzamientos
Actualmente, se está trabajando en cuatro VEx y está previsto desarrollar dos más. “Es un proyecto que va avanzando en escalones hacia el proyecto final que es el Tronador II”, dijo Actis.
Los vehículos experimentales presentan variantes en su construcción, ya que el objetivo es realizar diversas pruebas. “Se aprende más de las fallas que de los éxitos, porque puede pasar que en una primera instancia todo funcione bien y, en una etapa posterior, se detecte un desperfecto”, expresó Actis.
El decano comentó que el diseño del Tronador II está terminado y comenzó a calcularse los motores. El lanzador experimental tecnológico debería estar listo para finales de 2015, pero lo cierto es que faltan desarrollar equipos, bancos de ensayos y comprar maquinarias, entre otras necesidades.
No obstante, en Ingeniería confían en que podrán hacerse otras pruebas muy alentadoras en el transcurso de estos dos años, y que la Argentina será capaz de poner sus propios satélites en órbita en un futuro cercano.
Fuente: Ingeniar, Revista de Ingeniería (UNLP)
El VEx1A siendo alistado para su primer lanzamiento. (© CONAE) |
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