jueves, 1 de mayo de 2014

NASA estudia cancelar misiones en activo

Autor: Alberto González Fairén

¿Adiós a Opportunity y LRO?

El día 14 de junio, NASA anunciará su decisión de cancelar o no la misión del rover Opportunity en Marte y de la sonda Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) en nuestro satélite. En el caso de que la agencia espacial norteamericana decida terminar con estas misiones, crearía un precedente impensable hasta hace muy poco: cortar la financiación de robots exploradores cuando aún conservan la capacidad de suministrar información. La situación de ambas misiones es muy delicada en estos momentos, ya que ninguna de las dos ha recibido respaldo financiero en el proyecto de presupuestos de la Casa Blanca para 2015. Es cierto que el documento hecho público por la administración Obama es tan sólo una primera evaluación de las prioridades económicas de NASA, y que será el Congreso el que tenga la última palabra. Y también es verdad que no es la primera vez que alguna misión operativa se queda fuera de este presupuesto inicial del Presidente y es rescatada con posterioridad por el Congreso. Pero no es menos cierto que Opportunity acaba de cumplir diez años, y LRO cinco, lo que significa que ambas han sobrepasado ya con creces su esperanza de vida.

El problema, evidentemente, es la escasez de fondos. NASA mantiene en estos momentos seis grandes misiones en el Sistema Solar: la sonda Cassini en órbita de Saturno (Figura 1); LRO en la Luna (Figura 2); y cuatro misiones en Marte, los dos orbitadores Mars Odyssey y Mars Reconnaisance Orbiter (MRO) (Figura 3) y los dos rovers Curiosity y Opportunity. Todos estos robots (excepto Curiosity) han completado ya su campaña inicial, algunos sustancialmente. Y una vez completada su campaña inicial, cada misión debe presentar a la administración de NASA informes detallados de sus actividades actuales y de sus objetivos para el futuro; estos informes son evaluados internamente para elaborar una lista que determine cuáles de las seis misiones tienen prioridad para obtener financiación durante otros dos años más. Este proceso se ha repetido bianualmente varias veces, y este año los informes se presentaron a mediados de abril. El problema en esta ocasión es que ha entrado en competición Curiosity por primera vez, y aunque el presupuesto de la División de Ciencias Planetarias de NASA ha aumentado ligeramente respecto al año anterior, Curiosity es una misión que requiere una financiación sustancial. En definitiva, NASA no dispone de fondos suficientes para costear al 100% otros dos años de las seis misiones.

Figura 1: Representación artística de la sonda Cassini
 alrededor de Saturno. (© NASA)

Figura 2: Representación artística de LRO en órbita lunar.
(© NASA)

¿En qué situación deja a las seis grandes misiones este escenario? En principio, Cassini y Curiosity deberían estar fuera de peligro. Aunque Cassini lleva en órbita de Saturno desde 2004, y por tanto está ya disfrutando de una extensión de su campaña inicial, su retorno científico ha sido espectacular: desde los más de 100 sobrevuelos sobre Titán que han confirmado la existencia de mares de metano y etano líquidos en el mayor de los satélites de Saturno, hasta las erupciones de material helado que sugieren la existencia de un océano subsuperficial en Encélado, pasando por el estudio de los anillos del planeta o los análisis de sus lunas menores. 

Por su parte, Curiosity llegó a Marte en agosto de 2012, y desde entonces ha suministrado datos de gran valor para nuestro conocimiento del planeta. Desde la confirmación de que el agua líquida fluyó por la superficie marciana durante tiempos lo suficientemente prolongados como para redondear las rocas de los cauces fluviales (igual que sucede en la Tierra), hasta el descubrimiento de sedimentos que recogen la evidencia geoquímica de que el planeta fue habitable en algún momento en el pasado, pasando por la detección preliminar de compuestos orgánicos por primera vez en su superficie o la confirmación de que la concentración de metano en su atmósfera fluctúa. Curiosity ha obtenido un éxito de tal magnitud hasta el momento que es difícil imaginar que no reciba fondos para continuar sus operaciones, sobre todo porque se trataría únicamente de la primera extensión sobre su campaña inicial.

Figura 3: Mars Reconnaissance Orbiter.
(© NASA/JPL)

Los dos orbitadores marcianos son ya veteranos, pero cuentan con una importante baza a su favor: son los dos únicos satélites que tiene NASA en órbita de Marte, y por lo tanto son los únicos instrumentos de NASA capaces de transmitir a la Tierra los datos que recogen las misiones sobre la superficie. Los robots que operan sobre la superficie pueden comunicarse directamente con la Tierra, pero de forma más lenta e ineficaz que la que proporcionan los orbitadores. NASA tendrá muy en cuenta esta capacidad en su evaluación final de prioridades de financiación, sobre todo considerando que ya tiene en camino la siguiente plataforma robótica que ha de posarse en la superficie (InSight, en septiembre de 2016) y está ya preparando el siguiente rover, que será enviado en 2020. Por lo tanto, la continuidad de los dos orbitadores parece imprescindible. MRO lleva en órbita de Marte desde 2006, y ha proporcionado información con detalles sin precedentes sobre la variedad mineralógica de la superficie marciana, así como imágenes orbitales de alta resolución. Odyssey ha cumplido ya 12 años en Marte, y algunos de sus instrumentos hace tiempo que no funcionan, aparte de que tiene una capacidad de transmisión de información más reducida que MRO; pero es el único “plan b” disponible en caso de que MRO sufriera algún problema. Es cierto que un nuevo orbitador, MAVEN, está en camino y se pondrá en órbita de Marte en septiembre de este año; pero MAVEN únicamente se utilizará como transmisor de emergencia durante su campaña inicial de dos años, aparte de que las características de su órbita harán que sea aún menos eficaz como transmisor que Odyssey.

Por lo tanto, LRO y Opportunity tendrán que competir duramente para conseguir financiación y seguir activas otros dos años más. Será complicado. LRO se envió a la Luna con la misión de elaborar un mapa de posibles lugares de alunizaje para misiones tripuladas, una tarea que ya completó en su primer año. Además, a día de hoy, NASA no tiene planes para volver a la Luna al menos en las próximas décadas. Mientras, Opportunity ha recorrido más de 39 kilómetros, su rueda delantera derecha falla en ocasiones, su brazo robótico acumula problemas, y varios de sus instrumentos hace tiempo que no están operativos. Y aunque resulte paradójico, otro factor en su contra es que la misión ha sido ya un éxito absoluto: Opportunity descubrió hace años sedimentos depositados en el fondo de antiguos lagos de agua ácida, y el año pasado completó sus descubrimientos sobre el pasado hidrológico del planeta con el hallazgo de arcillas, un tipo de minerales que únicamente se forma en aguas no ácidas. Pero el rover sigue en movimiento, y de hecho el viento de este último invierno ha limpiado sus paneles solares hasta el punto de que están casi al 90% de su capacidad (Figura 4); por lo tanto, Opportunity no tiene problemas para continuar con su trabajo. Y no olvidemos que es el único robot en Marte con acceso directo a materiales del Noeico, la más antigua de las eras geológicas marcianas. ¿Cancelará NASA la misión de uno de sus robots más emblemáticos, una de las joyas de su programa espacial, capaz aún de responder multitud de preguntas sobre los primeros tiempos de la historia de Marte?

Figura 4: Autorretratos de Opportunity mostrando sus paneles
solares en enero (izquierda) y marzo de este año, después de pasar
el invierno a gran altura en borde del cráter Endeavour,
donde los vientos son más activos que en las planicies de Meridiani.
(© NASA/JPL-Caltech/Cornell Univ./Arizona State Univ.)

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